Con una carrera marcada por la versatilidad, Martínez conquistó al público y a sus colegas gracias a su talento, disciplina y entrega absoluta a la actuación.
Su capacidad de interpretar con naturalidad desde personajes dramáticos hasta papeles cargados de humor lo convirtió en un referente imprescindible dentro de las artes escénicas.
Más allá de los aplausos y los reconocimientos, Miguel Ángel fue un maestro dentro y fuera del escenario.
Su paso por numerosas producciones teatrales, películas y proyectos televisivos consolidó su nombre como sinónimo de calidad artística en la República Dominicana. Hoy, colegas, estudiantes y espectadores lo recuerdan como un hombre íntegro que dedicó su existencia al arte.